Decíamos en nuestra última entrevista que los sueños olímpicos nacen en cualquier lugar y de cualquier manera. A veces, surgen de manera azarosa y, en otras ocasiones, el camino parece marcado desde el comienzo de la vida de una persona.
Nuestra protagonista de hoy nació muy lejos de Canarias, concretamente en Santana de Parnaíba, en Brasil, muy cerca de Sao Paulo. Juliana Daguano, como cualquier joven brasileña, estuvo ligada al deporte desde su nacimiento. En su caso, además, su padre fue el punto de partida de la historia que les contamos hoy.
Periodista deportivo de profesión, plantó en Juliana la semilla de la pasión por comunicar. Desde muy pequeña estuvo entre bastidores y vivió el deporte desde una perspectiva de la comunicación gracias al trabajo de su padre en TV Globo, una de las principales cadenas de televisión de Brasil.
Juliana creció y comenzó a estudiar Periodismo soñando con trabajar en la televisión, como tantos años hizo su padre. Sin embargo, el año 2016 cambió su mentalidad y su enfoque. Estaba en su último año de carrera cuando decidió trabajar como voluntaria en los Juegos Olímpicos de Río 2016, donde acompañó al Comité Olímpico de Pakistán. Ahí descubrió, y se enamoró, de la comunicación corporativa y lo que esconde la trastienda de la comunicación.
La decisión de hacer un Máster en Ética e Integridad en el Deporte la trajo a Europa, donde encontró su lugar. Swansea, Praga, Suiza y Barcelona, donde pasó la pandemia, fueron los lugares que terminaron de confirmar que el sitio de Juliana estaba en el viejo continente.
En su vuelta a casa, decide inscribirse en una mentoría donde conocerá a la primera persona que confiará en ella como periodista. Su mentora era la directora de marca y comunicación de la Federación Internacional de Artes Marciales. Será ella quien le abra nuevamente las puertas de Europa, a donde se traslada cuando se retoman las competiciones tras el COVID.
SU HISTORIA CON MÓNICA ESPIRIDIAO
Creo que era el año 2020 y busqué en Google a mujeres que fueran influyentes en el crecimiento de la mujer en el deporte. Encontré a Mónica y le envié un mensaje por Instagram diciéndole que quería trabajar con ella, ya que en ese momento estaban por hacer un Congreso sobre la mujer en el fútbol… todo se retrasó por el COVID y dos años después, cuando decidí mudarme a Madrid, comencé a vivir con ella
Ya instalada en Madrid, conoce a su actual jefe, quien le abre las puertas de la Federación Europea de Deportes Acuáticos y de la Federación Internacional de Tiro Deportivo. Ahí comienza un proyecto que tenía como destino final los JJOO de París 2024.
Sus primeros juegos llegaron de una manera tan natural como su relación con la comunicación. No hubo una comunicación oficial, siempre estuvo en el equipo y en el proyecto. Un día le dijeron que tenía que ir y listo. Lo asumió con naturalidad, hasta que un día se paró a pensarlo; “Voy a ir a los JJOO… recuerdo llamar a mi padre, que había vivido la experiencia. Tenía un poco de miedo… pero fue genial”, confiesa.
El Tiro Olímpico contaba con la particularidad de no disputarse en París, así que la Federación tomó la decisión de crear la “ISSF House” en Châteauroux, sede de la competición, para tratar de recrear el espíritu olímpico que se vive en la villa. Juliana pasó entonces a tener una doble función; por la mañana cubría la competición y por las noches se encargaba de que en la casa estuvieran presentes los medallistas del día en la cena que organizaban. Su misión era cuidar a los deportistas, gestionar las entrevistas y devolverles a la villa olímpica tras la cena.
Y DE REPENTE… UN VIRAL
Cuando vimos cómo se viralizó el tirador de Turquía, Yusef Dikec, y la tiradora surcoreana, Kim Yeji, no entendíamos nada. No nos lo explicábamos. Las redes sociales funcionan así… nadie lo entendía. Ni siquiera ellos. Era la primera vez que nos pasaba.
“En los eventos siempre pasan muchas cosas… imagínate en unos JJOO. Tenía las llaves de la furgoneta de la Federación y quien se encargaba de llevar y traer a los medallistas. Aparte, claro, de las redes sociales, la web, las notas de prensa… y crear relaciones y vender historias a los medios de comunicación”, relata Daguano.
Sin duda, una experiencia inolvidable pero que pasa factura y deja resaca; “Lo que más sentía era cansancio. Dormía 5 horas por noche, pero era un agotamiento bueno, satisfactorio por el trabajo realizado. Me hacía bien estar ahí, estaba muy contenta. Recuerdo llegar a casa y dormir más de 15 horas. Acabé muy cansada pero muy orgullosa. Esa sensación de estar agotada, pero sentir que has hecho bien tu trabajo es maravilloso”, reflexiona.
Y para el futuro… ¿Objetivo Los Ángeles 2028? “Voy a seguir trabajando tanto con la Federación de Tiro como con la Deportes Acuáticos. Por supuesto, quiero estar en los próximos JJOO, pero no tengo un objetivo concreto más allá de seguir trabajando, creciendo y disfrutando de la comunicación”, reflexiona.